viernes, 20 de agosto de 2010

Vida astral

La vida es ya una cinta corriendo bajos mis pies. No puedo quedarme quieta...
Camino sin rumbo.

Descerebrada.
Descorazonada.
Desalmada.

Pero muy educada.

Al borde del colapso por saturación interna.
Envasada al vacío en el momento exacto de la sístole, del aliento entregado, del músculo tensionado, del estómago hambriento y del grito desesperado.

No hay respuesta para quien quiera entender éste dolor endémico de mis entrañas.












... La angustia no puede traducirse más.


domingo, 15 de agosto de 2010

Ya no puedo no hacer daño

Todas las palabras que borré de la punta de mi lengua, porque no podían ser dichas, las guardé en un cajón, al fondo y a la izquierda.

Y el cajón ya no cierra, no caben, se me salen.
Escapan a borbotones, resbalan por mi pecho y mis piernas y hace días que no dejo de tropezar con ellas.

Y en realidad qué más dará, si los silencios siempre fueron rebeladores.
--- Esclavos de nuestras palabras ---

Nadie quiere regalos a corto plazo. Cosas bonitas de prestado.
Nadie quiere unas alas hipotecadas y avaladas con la más total y absoluta de las insolvencias.
Nadie las quiere, por mucho que se lo crea.

No, no quieres.

Tanto tropezón va a llevarme, al final, al suelo.
Y así tendré, al final, lo que merezco.

09 de junio de 2010

Por la mañana

No me gusta pasar frío.
Pero me gusta sentir en la piel el frío nórdico del mes de junio. El frío de montaña cortándome la cara.

No me gusta sufrir por amor.
Pero me gusta este dolor de echarte de menos y no saberte tan mía. Dolor de amor de mil distancias.

La última vez que mis pies pisaron las tierras escandinavas fue para añorarte a cada instante. Fue para sufrir el terror de no saber qué encontraría al volver a casa.

Ironías enredadas del amor que me persiguen maliciosas por más que pasen los años y más que yo crea aprender.

Y es que tú hoy eres quien me roba aquí arriba los besos que de otra antes que tú fueron allí abajo.
Reclama lo que es tuyo porque hoy ya está lloviendo.



Por la noche

Si creo en lo que el reloj y mis piernas cansadas me dicen, me parece que los ojos me engañan.

Cenar sopa contigo a medianoche.
En una isla pequeñita, verde y fría del Atlántico.
Viendo cómo el sol se resiste a esconderse.

No puede haber más luz.
Ni más poesía.

(Ni menos dudas)


Evidencias ahora evidentes.
Ahora. Absolutamente TARDE.

martes, 10 de agosto de 2010

Ecuaciones de tercer grado

Me faltan datos para resolver esto. Me falta papel, me faltan dedos. Me falta espacio y tiempo.

Todos tenemos prisa pero yo aún no me encuentro.

No dejáis de gritarme pero no os puedo escuchar, sólo oigo caer el agua. Cómo pasa y se va. Que ya no vuelve más.

Vuestros aspavientos no los puedo ver, vuestras insensatas caricias no me llegan.

Sólo veo verde y sol. Y mariposas.
Sólo siento suave brisa y agua muy fría.
Y elegantes libélulas que me vuelan cerca, que rozan mi piel desnuda.

Y he venido al rincón de pensar y no estoy pensando. Sé que me vais a castigar.
¡Pero es que me faltan datos y momentos!
¡Me falta pérdida y reencuentro!
Me falta luz y también sombra. Y fuerza y aliento, y apoyo y comprensión. Sin presión. Que exploto.

He buscado gamusinos pero no estaban, se fueron todos de vacaciones. Así que volveré con las manos vacías de respuestas a vuestras preguntas.

Pero basta ya de gritos y aspavientos y de caricias insensatas y un poco desesperadas.
Porque ya se me está licuando el alma y pronto seré agua.
Que se escapa entre los dedos.
Que se va y no vuelve más.

Pidiendo tiempo cuando No

Para tu corazón basta mi pecho. Dijo él. Al revés.

Para mi paz basta con que me abras tus brazos. Que ya luego yo me encargo de instalarme, y tú puedes cerrarlos.

Sólo una vez he visto tanto miedo, tantas preguntas y tanta necesidad en unos ojos que me miran. Y luego supe que era amor.
Y por eso no te puedo. No te puedo.

Prefiero mirar más abajo, para ver cómo dejas escapar un suspiro pequeñito cuando te rozo con mis labios.

Prefiero apretarte fuerte, para poder sentirte tan adentro, sin tener que confesarte que ya no sé lo que siento.

Amor se me queda ya tan grande, con esta alma mía tan encogida de frío y de pavor.

Déjame no poner nombres. Déjame andar de puntillas regalando pedazos pequeños de cosas que llevo dentro.

Déjame que descubra lo que todavía no entiendo, después de tanto tiempo.
Déjame que no se muera. Esto. Lo nuestro.

Déjame sola.
Que de verdad, que vuelvo.
Creo.