miércoles, 28 de noviembre de 2007

Nunca más


Porque ahora ya estás tú...

martes, 27 de noviembre de 2007

Weisnais, por ejemplo

No sé qué hacer con el tiempo que se me escapa ni con el que me falta.
No sé si llamar a la niña que siempre es bienvenida para volver a recordarle que aunque de otro modo, sigo aquí para ella.
No sé tampoco por qué razón te cuesta tanto hacer las cosas un poquito bien. Ni sé por qué motivo andamos cada dos por tres así, desnaturalizando cosas.

Los nombres ya no son los nombres, son otras cosas que ni siquiera soy capaz de reconocer, y nada tiene sentido.

Y tengo sueño pero no duermo. Y llevo alguien dentro que no deja de comer. Y sólo pienso todo el día en correr y correr. Luego me duele pero yo nunca paro, porque no me sienta bien. Y sigo corriendo y cuando llego a casa me mareo y tengo mala cara. Ducha, leche, ropa limpia, y verte.

A veces me pregunto por qué te querré tanto... Con mis amigas, cuando te portabas tan mal, jugábamos un "quéteaporta" para desbancarte. Nunca ganaste...
Sin embargo aquí estamos... En realidad sí ganas, aunque no sé por qué.

Sin relojes para escondernos, o secuestrarnos, así quiero verte. Dudo que a tí te parezca una prueba de fuego, no lo es. Es un regalo, grande.

Es un regalo grande y verde. Y un cumplimiento parcial de unas promesas gordas que siempre tenemos presentes. Y que algunas cosas las haces mal porque sí y punto, pero tienes unos ojos tan sinceros...

Te esperaré en tu segundo coche, con paciencia... Y que vengas para no irte más.

domingo, 25 de noviembre de 2007

Oasis

A veces tengo la sensación de tener los ojos al revés, como vueltos. Como si miraran hacia dentro.
Y a la vez siento la respiración contenida, como si no necesitara más aire que el que ya tengo para seguir viviendo.

Duran tan poquito esos momentos en que no cabe el miedo en ningún rincón de este cuerpo...

viernes, 23 de noviembre de 2007

Las puñetas son mi secreto (dicen)

Hay días en que no debería permitirme según qué canciones, porque no.
Como hoy, que me han salido horas y más horas de todos los rincones, y aquí estoy todavía, y no sé por qué.

Y hoy hablando del tiempo, de ese que corre en círculos, me he acordado de mi ángel... Estoy segura de que te acordarás siempre de aquellos días en que me ponía tan cabezona y te decía que no me convenías, que a tu lado iba a envejecer muy pronto y se me iba a escapar la vida casi sin darme cuenta. Y es que contigo el tiempo era siempre una gacela frenética, imparable, incontrolable.
Pero yo te quiero igual, aunque nadie lo entienda, ni siquiera tú. No importa, te quiero igual.

Aunque sea como la niña guapa y el niño difícil de adjetivar cuando cantan así, como medio dormidos, a la amapola ingrata y sola. Aunque sea así, pero quiero cantar. Y luego quiero hacer algo con esas letras que salten del papel, por fin, después de tantos años. Regalarlas, quizá...
Claro que sí, si yo no quiero nada, siempre lo digo. Como mi amigo que es un pez, y tampoco tiene nunca nada suyo, y por eso me gusta tanto y a veces me convence.

También se me ha ocurrido hoy que cuando tú y yo tengamos esa casa con jardín y piscina, pero sin perro, que tanto deseas, no quiero dejar mis notas de amor en un post it o en la nevera enganchadas con un imán del Telepizza o, peor, Souvenir de Paris... Quiero una pared entera para mí, me da igual si es pizarra o azulejos de esos que se borran (que sé yo que existen, que los he usado), o lo que sea, pero quiero una pared. Y la quiero en la cocina, porque me gusta la cocina más que ningún sitio de la casa.
He dicho.

Falta menos de una semana para que empecemos a cumplir nuestras promesas prometidas y quiero que luego ya no paremos nunca de cumplirlas y de prometernos cosas nuevas. Y aún no lo sé, pero puede que cuando te oiga respirar suave mientras duermes me lo crea todo de una vez. O puede que suceda cuando despiertes a mi lado, o quizá cuando te agites agobiada pensando que la cuarta noche ya no seré para tí. Pero si después de todo sigo sin creerlo, tú no te desvíes, que yo te sigo cada vez más de cerca y ya, casi casi, te pillo.

Y que yo nunca prometo cosas, porque siempre digo que prometer es de incumplidores, pero lo digo y vale igual, porque en realidad es lo mismo, pero yo soy así de caprichosa.

He quedado este finde, con unos cuantos amigos, para comernos un jamón entero y un cordero entero. Es que ellos han hecho mucho hincapié en eso de "entero", y no sé por qué. Supongo que porque son muy machos y eso de comerse un cordero entero queda como muy Obelix y les debe molar. Yo preferiría comer ensalada de tomates enteros con lechugas enteras y un queso entero, pero me parece que eso no es tan vikingo (o galo) como lo otro. El caso es que tendré que ponerme un neopreno porque pretenden que nos bañemos en la piscina y eso sí que no. No.

Mañana voy a madrugar, un poco, para ir a correr un rato. A ver si dejo de estar tan comunicativa, que no me pega, y suelto un poco de verborrea por las piernas.


No me lo tengan en cuenta...

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Firmar la hoja de salida

Los días son tan cortos en los países nórdicos,
que no esperaba verte allí,
acordándote de mí,
entre los árboles.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Incomprendido

Nadie le entendió nunca. Nunca.

Despertaba curiosidades infinitas en aquellos que se cruzaban en su camino. Despertaba un cariño, una ternura, insólitos.

Observado, amado e incomprendido andaba por la vida agachando a ratos la cabeza.

Sufrió la soledad del corredor de fondo.
Sufrió la soledad del artista.
Sufrió la soledad del que trepa hasta la puntita del pelaje del conejo.
Sufrió tantas soledades, tantas rodeado de tanta gente, que no pudo ser de otra manera su final.

Murió solo. Murió tan solo, que ni siquiera la muerte fue en su busca.

Y nadie, nadie, le entendió nunca.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Medicina legal

La distancia es una herida contusa. No respeta nada.
Todos los tejidos se destejen, todos los que forman este puente.

Vas a tener que quererme muy fuerte, mucho, mucho, para que no me asuste y deje de ser mayor. Que así, tan pequeñita, no te sirvo para nada.

Si tú no permites que las dudas me distraigan, yo seré entera para tí. Y tendré tantísima paciencia, que no va a haber contusión que pueda con nuestras horas de amor.

No dejes que se me olvide el motivo de tanta lucha. Que soy inmensamente fuerte para todo, menos para sentir, por un solo momento, que me faltas tú.