miércoles, 8 de diciembre de 2010

El final que no quisimos

Donde todo se termina quedan los restos inertes de las cosas enormes y preciosas que tú y yo fuimos.
Queda el mundo perfecto en que despertábamos cada mañana arropadas y juntitas, para no perder ni un segundo en la tarea matutina de encontrarnos.
Quedan las risas infinitas que brotaban de tus labios y que eran el reflejo de la fiesta de mis ojos que te miraban enamorados.
Quedan incontables caricias. Incontables besos. Incontables Te Quiero. Que aún estaban por entregar, aún por regalar, esperando pacientes su turno, mirándose de ti a mi, de mi a ti, por alguna ventana secreta, prometiéndose estar juntos pronto. Quedan abandonados y desconsolados. Moribundos en este rincón del mundo.

Donde todo se termina.
Aquí sólo nacen ya lágrimas y pena que no me dejan escribir, respirar, ni vivir.

Hemos caminado de la mano hasta este precipicio. He vuelto a tener tres años y no hago más que darle a la cabeza, porque no quiero. No quiero, no quiero, no quiero, no puedo... No puedo soportarlo.

Me sentaré otra vez con los pies colgando en el vacío, al borde de este puto precipicio. Rodeada de tantas cosas que fueron tanta vida y hoy ya no son nada. Nada más que recuerdos que duelen por no volver. Pensaré muy fuerte para poder entender los motivos que cambiaron el rumbo de nuestros pasos. Y quizá algún día me canse de tanto llorar. Y pueda dormir.

Donde todo se termina sin que nada podamos hacer, como si se nos resbalara este amor entre las manos, como si por un momento diminuto hubiéramos perdido para siempre el control, como si las consecuencias de los errores que cometimos se hubieran transformado en poderosos monstruos contra los que no pudimos luchar.

Aquí estamos, mi amor. Donde todo se termina. Hasta la esperanza.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Realized

El amor no es una mentira.

Es una verdad muy mal contada.