Y que no me olvido.
Que fui yo quien te mostró el camino. No sólo el inicio; todo el exacto y largo y pesado recorrido.
Y que no me olvido.
Que no te invité a irte. Que literalmente te eché, a empujones en el alma, sin darte más opción que el no.
Y que no me olvido.
Que yo pude evitarlo, posponerlo o retrasarlo.
Que hice lo que quise y que quiero lo que tengo.
Y aún así...
Ver cómo te vas, sin mi, me cuesta tanto...