viernes, 13 de abril de 2012

BSO

Mis sueños son a ti como las nueces al nogal
Como las sensaciones a la piel que nos esconde
Como el dolor y el placer a ese remoto lugar entre las entrañas y el alma.

Tan esencialmente a ti, tanto, que se me esparcen por el suelo si te pierdo de vista. Se los lleva el viento en mil trescientas direcciones, inalcanzables. Corro, y corro, y doy mil vueltas, y nunca alcanzo ni uno sólo de todos ellos.

Ahí quedo yo, si no te veo. Sobre la calzada gris de una calle oscura, bajo el cielo gris de un día oscuro. Agotada. Desorientada.

Mis sueños son a ti como el viento a las dunas de las playas de Tarifa
Como el sol y el agua a las flores de nuestro pequeño jardín
Como el abrazo silencioso y bendito que me tiende siempre mi niña dulce.

Mis sueños son a ti como a mi son todos los tropiezos que me han convertido en la persona que hoy soy
Como las yagas fueron a nuestros pies cuando subimos picos tan altos que nos llenaron el pecho de orgullo y gozo
Como la luz a tus ojos.

Como a mi es la banda sonora de mi vida.

miércoles, 11 de abril de 2012

Me preguntaste qué haría yo en tu lugar. Te contesté que luchar.

No me da vergüenza. No me falta el valor. No me sonrojo si escribo, si digo, si reconozco que aún pienso en ti más días de los que yo misma creería, si me parara a contar.

No me avergüenza decir que aún me ahoga el llanto cuando asumo que ya no quieres estar más.

No escondo la mirada cuando reconozco que aún espero con las ventanas abiertas que aparezcas en el momento más inesperado.

No pasa nada. Es así. Hace tiempo que superé la estúpida y destructiva insensatez de negar lo que de verdad hierve aquí dentro.

Y deberías probar… Aunque para ello, tendrás que superar el miedo a perder. Y tendrás que superar la pérdida. Porque perderás.

Aun así, insisito, deberías probar. Qué insoportable el esfuerzo de arrastrar el peso de nuestras propias mentiras. Qué estúpido querer coronar con la guinda de la felicidad un pastel con base de galletas y falsedad. Qué destructiva la faena de esconder tan adentro cosas tan grandes.


Nadie nos querrá de verdad mientras no seamos de verdad.


Por eso no me escondo, digo la verdad. Y mis amores siguen aquí. Y yo te espero, porque aún te quiero. Y no pasa nada. Es así.

El tiempo, que hace la vida pasar, y nos arrastra a nuevas tempestades, me llevará a derramar lágrimas por otros desastres. Menos quedaran para llorarte a ti. Cada vez menos. Y el dolor de tu pérdida, como el de todas las demás, será cada vez más leve, más sutil.

Da igual. Te seguiré esperando. Por más enfados y luchas internas que me cueste esta sensación de ofrecer infinito más de lo que mereces. No sucumbiré jamás al socorrido recurso de creerme mis propias mentiras.

Siempre te lo dije. Si te quiero hoy, te querré toda la vida.

Te querré toda la vida. Y no pasa nada. Es así.

lunes, 9 de abril de 2012

Un trozo del adiós

Hace días que siento ardores en el pecho.

Te perdí en mitad de la tormenta más estúpida y vergonzosa que yo misma haya podido desatar jamás. No importa la lucha, porque era absurda.

El tiempo que ha pasado me permite llorarte ya, por fin.
Y dejar aquí escrito que tú me enseñaste a jugar al ajedrez y mis primeras palabras en inglés.
Me enseñaste que los adultos también tienen picardía, cuando era yo una niña y la creía toda mía.
Me enseñaste que vale la pena volver a casa por un camino más largo... Y así me enamoré por primera vez.

No cambiaste tanto, sabes? Al fin y al cabo siempre fuiste independiente, guasón, despreocupado y algo sinvergüenza. No dejé de reconocerte jamás, escondido tras tus ojos claros y el silencio.

Así te llevo en la memoria. Con las manos enbolsilladas, tu inseparable boina gris y la mirada seductora que siempre acompañaba a tu sonrisa.
Todo lo demás lo borrará el tiempo de mis recuerdos. Por innecesariamente doloroso.

Allá donde ahora paseas, seguro que guardas en tus bolsillos caramelos de menta.