martes, 10 de agosto de 2010

Pidiendo tiempo cuando No

Para tu corazón basta mi pecho. Dijo él. Al revés.

Para mi paz basta con que me abras tus brazos. Que ya luego yo me encargo de instalarme, y tú puedes cerrarlos.

Sólo una vez he visto tanto miedo, tantas preguntas y tanta necesidad en unos ojos que me miran. Y luego supe que era amor.
Y por eso no te puedo. No te puedo.

Prefiero mirar más abajo, para ver cómo dejas escapar un suspiro pequeñito cuando te rozo con mis labios.

Prefiero apretarte fuerte, para poder sentirte tan adentro, sin tener que confesarte que ya no sé lo que siento.

Amor se me queda ya tan grande, con esta alma mía tan encogida de frío y de pavor.

Déjame no poner nombres. Déjame andar de puntillas regalando pedazos pequeños de cosas que llevo dentro.

Déjame que descubra lo que todavía no entiendo, después de tanto tiempo.
Déjame que no se muera. Esto. Lo nuestro.

Déjame sola.
Que de verdad, que vuelvo.
Creo.

No hay comentarios: