miércoles, 26 de febrero de 2014

En flor

Tardé largo rato en comprender.
No me di cuenta de lo que intentabas decirme.

El miedo se apoderó de mí y no pude dormir.
Sentí que te perdía aunque no lo había dicho nadie.

Y tú seguías en silencio y yo no podía callar el vértigo de asomarme a las dudas que engendraron en mí tus dedos.

Y aún así ninguna dijo nada y la noche se fue alargando hasta ceder y someterse.

No hubo respuestas ya, ni fines ni principios que respetar.
No hubo nosotras que inventar aunque sólo fuera en sueños, o en lugares secretos.

No hubo primavera porque aún era febrero.




Pero no.
No se han acabado los días de primavera, si ni siquiera han podido llegar.

Seamos las primeras flores, seamos los cerezos que cada año vuelven a dejarse provocar.

Porque lo hacemos tan bien, amor.
Porque lo hacemos tan bien, que si no somos tú y yo nadie podría hacerlo.

Seamos la explosión que el mundo necesita para ser un lugar mejor.
O las ilusiones hechas realidad en un momento de desconcierto, o la orilla donde refugiarnos y ser libres cuando nos persiga el tiempo.

Seamos tú y yo la primavera.

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