jueves, 27 de mayo de 2010

De alguien así

Niña buena, eres una hiedra.
Me trepas cada vez que te veo. Hasta el cuello.

Me trepas cada vez que te huelo, cada vez que tus manos se acercan a mí, sigilosas, silenciosas, afiladas. Me atraviesas con tus roces distraídos.

Me trepas hasta el alma con tus ojos vírgenes de cosas malas, echas raíces y absorves mi equilibrio, mi credo, mis prejuicios, mis negativas.
Me mareas, me inutilizas, me volatilizas y me hinchas de toda tú por dentro.

Y ya no hay nada más. Ni síes ni noes. Sólo entrega.
Sólo lo que tú quieras hacer conmigo.
Trépame sin piedad, que ya todo me da igual.