lunes, 23 de abril de 2007

Con tu nombre

Bienvenida fui a tu soledad, a tus sombras; a tus besos, a tu alcoba.

Bienvenidas mis palabras prontas, mis encantos ambos y mis regalos varios.

Bienvenida al mundo fuiste un día y eres siempre. Pero en mala hora vuelves buscando mis besos y preguntando dónde dejé el deseo.
En mala hora porque ya no te echo de menos.

Y qué comodidad poder decirte esto, qué suerte ser yo la herida y no el verdugo. No tener por ti en el pecho otro nudo.

Deja de buscar lo que ya nunca tendrás de mi, deja de insistir en tus juegos perspicaces y en tus artimañas bajas y rastreras.

Tu tiempo para hacer daño ya lo tuviste y lo empleaste bien. Ahora le toca a otra.

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