jueves, 4 de noviembre de 2010

Recibir

Ya me da igual dormir que no.
Tengo las mismas pesadillas.

Y me da igual comer que no.
Estoy tan empachada que sólo quiero vomitar. - Para adentro-.

Todo son vueltas y oscuridad.
Y luego ruidos y personas extrañas. Con opiniones que me cabrean y voces muy fuertes.
Ninguna sabe cómo quisiera correr y desnudarme. Y arrancarme la piel. Y la pena.
Salir volando, gritar sin miedo. Gritar sin freno.

¿Para qué subir tanto, tanto, si luego siempre tenemos que caer?
¿Porqué no nos quedamos más bajitos cuando pudimos? Cuando tuvimos la oportunidad, la capacidad, la zona de seguridad.

Que yo te he dado tantas cosas pero,
¿tú que me has dado a mi?
Si yo siempre te he querido porque sí.

No me cuadran las cuentas porque tú
sabes hacer cosas que yo
no termino de aprender.

Y con todo esto, y si se me pierde el porque sí,
¿De dónde saco los motivos que por gilipollas no he tenido nunca?

Pueden estar pasando dos cosas:
Que se me acaben los sueños porque fueron insuficientes y pequeños.
ó
Que se me coman los sueños porque fui insuficiente y pequeña.

No hay comentarios: