jueves, 12 de abril de 2007

Desequilibrios

Fácil. Como las palabras que escribes y que una a una van perfilando en tu mente la imagen de un sentimiento, de un recuerdo, de un anhelo.

Sencillo. Como saber perfectamente qué quiero decirte y no encontrar en ninguna esquina, en ningún rincón, la valentía suficiente para hacerlo.

Factible. Como después de pasado un tiempo, después de sanadas en la superficie las heridas, nos miramos y nos sonreímos, nos tocamos y no nos dolemos.

Simple. Como pensarte tantos tiempos al día y echarte de menos despacito, aunque cualquiera pueda pensar que no tengo potestad para ello.

Plano. Como sentirlo y gritarlo, como quererlo y poderlo, como vivirlo tan fuerte y sentido que nos supere tan de lejos que sea incontrolable y nos volvamos locos.

Y tan difícil y complicado como que la vida sea lo suficientemente caprichosa. Lo suficiente como para detener el ciclo de las cosas a su antojo, lo suficiente como para que exista un desequilibrio, una grieta pequeñita que lo destruya todo.

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