jueves, 22 de diciembre de 2011

Avui

Sospechábamos estar condenadas a no entendernos y descubrimos estar condenadas a perseguirnos. Y después de tantas y tantas vueltas concluyo que todo es cierto. Que siempre nos hemos sentido, y siempre a destiempo.

Y cuando no me quieras correré desesperada tras de ti.
Y tú, niña buena de ojos tristes, no podrás jamás dejar de perseguir el calor de mis huellas cuando mis pasos se alejen de tu vera.
Es nuestro viaje infinito.

No existen esquinas tras las que esconderse en este círculo que siempre habitamos.
Juguemos a querernos, porque cuando lo hicimos se nos dio muy bien, porque dolerte no me sirve.

Cambiar las reglas, volver a la casilla de salida, respetar los límites de nuestras propias posibilidades.

Coger las llaves que abren las puertas que sólo tú y yo sabemos.
Coger tu mano.
Coger el timón de este amor a la deriva, maltratado y sumamente subestimado.
Curar las heridas que de tan inconscientes nos llenaron las entrañas.

Curarte. Y borrar el destiempo.

Es nuestro viaje infinito.